Pocos juegos consiguen plasmar un mundo tan personal para el creador y al mismo tiempo sentirse únicos en su género. The Gardens Between, el primer videojuego del estudio australiano Voxel Agents, es uno de ellos. Perteneciente al género de aventuras y puzzles, The Gardens Between resulta una interesante propuesta para todos aquellos que prefieren una experiencia distinta, personal y más accesible dentro de todo el repertorio de juegos AAA que se están lanzando en estos meses. No será perfecto, está lejos de serlo, pero sus características y mecánicas lo vuelven un título que no puede dejarse pasar para quienes busquen experiencias inéditas en videojuegos.
Para comenzar, The Gardens Between tiene un planteamiento minimalista, sin diálogos, donde la aventura procede y se explica por medio de señales e imágenes. Sería muy clásico mencionar que manejamos a dos amigos de la infancia, Ariana y Frendt, pero lo más propicio sería decir que controlamos la aventura de Ariana y Frendt a lo largo del tiempo pues su principal mecánica es la de poder manipular el flujo de tiempo de un trayecto casi ya existente con ciertas variaciones a lo largo de sus niveles.
El juego transcurre a lo largo de siete conjuntos de islas características donde solamente necesitaremos de nuestro stick y un botón para jugar. Con la palanca manipulamos el tiempo para que avance o retroceda paulatinamente, incluso controlando su ritmo, para poder detenerlo o ralentizarlo en algunas secciones. Esto algunas veces producirá ciertos efectos directos sobre el mapa como retirar obstáculos o cambiar rutas, entre otros; todo con el objetivo de llegar a la parte más alta de cada isla para pasar de nivel.
Sin embargo, no solo iremos hacia atrás o adelante progresivamente. A lo largo de cada nivel se presentan otros objetos en forma de campanas que nos permitirán manipular uno o varios objetos en particular y adelantarlos o atrasarlos sin afectar al resto del entorno.
Es usual ver a la chica liderando el trayecto pues puede cargar una lámpara que se puede encender con unas esferas luminosas (objetos requeridos para completar cada nivel), mientras que el muchacho será el encargado de manipular las campanas. No obstante, para avanzar hasta el final con la lámpara encendida tendremos que interactuar con los objetos controlados por las campanas, así como unas cajas que suelen moverse por la isla conforme el tiempo avanza y retroceda.
Estas cajas nos permiten guardar la lámpara por si necesitamos que avancen por un sendero alterno, pues a veces encontraremos flores que apagan las esferas o incluso zonas o puentes provistas de un vapor púrpura que se desvanece con la luz. Otras veces este vapor nos obstaculiza el paso y, por el contrario, es requerida la esfera para desaparecerlo.
Todo este diseño de niveles vuelven al juego cada vez más complicado, en especial si sumamos que en ocasiones cada personaje toma un rumbo distinto con diferentes elementos para interactuar en diferentes zonas de cada mapa, lo que fuerza nuestra capacidad analítica y, en ocasiones, experimental.
Los niveles del juego son sumamente ingeniosos y los acertijos cada vez más complicados. Inicialmente cada isla podría tomarte unos 10 minutos completarla si tienes la perspectiva clara, pero en ocasiones podrías bloquearte por completo y extender su duración, en especial en los últimos niveles donde lastimosamente se han encontrado locaciones en que debe haber una precisión casi milimétrica para que el juego avance y en varias de estas en objetos que pueden pasar desapercibidos.
Sin embargo, un jugador muy experimentado podría superarlo en una sola sesión de 3 horas, pero si nos detenemos a explorar bien cada objeto con el fin de hasta quizá descubrir un anhelado trofeo, o si más de un acertijo nos detiene podría extenderse la duración a unas 5 horas.
The Gardens Between destaca también en su aspecto artístico. Cada nivel que recorremos, además de ser una agradable maqueta de los recuerdos de ambos protagonistas, nos transmite una increíble sensación de paz y tranquilidad hasta en los últimos niveles, a los cuales se les suma una música enfocada en un piano lento que nos lleva directamente a una atmósfera en la que nos sentimos muy libres de explorar y experimentar, o recorrer un camino sin muchas prisas.
Referente a su historia, el juego solo se cuenta en imágenes finalizando cada conjunto de islas, pero mientras avancemos veremos distintos artículos que en conjunto van construyendo la imagen de lo que está por verse a modo de un paisaje surrealista mientras avanzamos en el tiempo.
A su vez, encontraremos distintos objetos típicos de los años 80’s y 90’s, casi como una firma de la desarrolladora, los cuales serán una gran algarabía para los jugadores que rondan o ya han pasado los 30 años de edad.
En definitiva, The Gardens Between fácilmente se ha ganado un lugar como un exponente casi único en su género. No será realmente perfecto, debido quizá a su duración, mecánicas de puzzles en ocasiones muy rebuscadas o incluso la ambiguedad en unas partes de su historia; pero tiene suma personalidad en su propuesta, mecánicas fáciles de aprender y adaptarse, un muy logrado aspecto artístico y, sobre todo, puzzles intuitivos, lo más importante de su género.