Una de las peores cosas que se pueden decir sobre Assassin’s Creed Valhalla es que nunca debió haberse llamado así. En algún momento del largo desarrollo de este juego, Ubisoft simplemente debió haberse dado cuenta de que tenían un título original (con algunos elementos de Assassin’s Creed) en sus manos y simplemente lanzarlo como “Valhalla”. A estas alturas tendrían una nueva IP y un juego cuya historia no sufre bajo una mitología confusa.
Assassin’s Creed Valhalla sigue a Eivor, un vikingo (o vikinga, dependiendo del género que el jugador elija) que decide emigrar, junto a gran parte de su clan, a una Inglaterra dividida. La razón detrás de esta decisión radical es simple: no quieren vivir bajo las reglas de un nuevo rey noruego. El clan solo desea seguir a Sigurd, el amigo de la infancia de Eivor y príncipe heredero, y prefiere acompañarlo en esta nueva aventura. La historia, lamentablemente, se pierde entre tantas idas y venidas con la mitología general de AC, la cual todos ya conocemos. Lo bueno, sin embargo, es que el extenso mundo y las diversas actividades que se encuentran dentro de él hacen que la historia principal pase a segundo plano.
Las regiones de Valhalla
El mundo de Assassin’s Creed Valhalla se divide en 5 diferentes regiones (incluyendo Inglaterra y Noruega) que van habilitándose mientras uno progresa en la campaña. Como juego de mundo abierto, uno puede tomarse la libertad de explorar cada una de estas regiones como le parezca. El mapa ofrece una gran cantidad de misterios (misiones alternas señaladas con un punto azul), riquezas (generalmente ítems o provisiones señalados con un punto amarillo) y artefactos (piezas importantes de historia con un punto blanco).
Noruega es un área más pequeña pues solo tiene dos regiones importantes: Rigjafylke (lugar donde el juego comienza y que se podría considerar un tutorial) y Hordafylke, la cual aparece mucho después en el juego. Por otro lado, Inglaterra tiene un total de 13 regiones divididas donde los vikingos cuentan con una gran cantidad de aliados y enemigos. Noruega está repleta de montañas y picos, mientras que Inglaterra es más plana y está compuesta por bosques, campos y pantanos. Por donde sea que los veas, los paisajes son hermosos, producto de cientos de horas de trabajo por parte de los diseñadores sin duda. Si quieres tomarte el tiempo de conocer este mundo, hay tres diferentes formas de viajar: a pie, a caballo y en bote.
En Noruega las distancias entre islas son más largas, así que generalmente uno tiene que viajar por mar. Algo interesante de esta modalidad es que en el camino los personajes pueden contar historias sobre sus travesías. Aún mejor, también puedes hacer que toquen música vikinga, algo que impulsaría a cualquiera a entrar en una batalla.
Es importante mencionar que el agua en este país nórdico está helada, por lo que Eivor solo puede aguantar un rato sumergido antes de empezar a recibir daño. Mientras tanto, en Inglaterra los ríos son mucho más angostos, por lo que uno puede simplemente nadar de una isla a otra (Eivor puede nadar como si fuera un campeón olímpico a pesar de haber crecido en una tierra con agua congelada) y luego seguir a caballo. Esto sirve si es que prefieres tomarte tu tiempo explorando las diferentes zonas del país e incluso llegar tranquilo a locaciones famosas como Stonehenge.
Cabe resaltar que una de las formas más divertidas de pasar el tiempo es explorando a pie y hacer parkour alrededor de Inglaterra y Noruega hasta el cansancio. Los que hayan jugado The Legend of Zelda: Breath of the Wild podrán apreciar más que nadie la habilidad de escalar por horas sin que el personaje se agote. Definitivamente ayuda que Eivor sea fácil de manejar – como generalmente lo son los personajes de esta franquicia – y que sus movimientos casi felinos te lleven a lugares insólitos como lo más alto de una montaña o la punta de una torre. Otra forma de aventurarte es usando al cuervo de Eivor que puede adentrarse a lugares donde todavía no puedes entrar o no eres bienvenido. Incluso puede ayudarte a encontrar riquezas que no hayas encontrado todavía o a ver si hay enemigos que te esperan a lo lejos.
Eivor, el amante de los lobos
Hablando de Eivor, el protagonista de Assassin’s Creed Valhalla puede equipar armas, cascos, armadura y botas. Entre las armas que puede utilizar hay espadas, martillos y hachas (posiblemente el arma favorito de Eivor ya que comienza el juego con una). Puedes elegir si usar dos armas a la vez o usar un escudo en una mano para priorizar la defensa. Para atacar de lejos, aparte, cuentas con un arco y flecha, los cuales hacen diferentes cantidades de daño dependiendo en qué parte del cuerpo hieras a tus enemigos.
Todo lo que puedas equiparle a Eivor puede recibir hasta cuatro mejoras con materiales que recojas alrededor del mundo, y puedes agregarles runas que aumenten diferentes tipos de atributos, como defensa, ataque o resistencia a elementos. Recordemos que Eivor ataca con el botón R1, pero con el R2 lanza un ataque más lento y fuerte que tumba oponentes. Con el cuadrado puedes esquivar ataques o hacer una retirada momentánea, mientras con el R3 puedes correr. El botón L1, mientras tanto, sirve para sacar tu arco, y con el R1 disparas la flecha.
Además, cuentas con un mapa de habilidades. Se puede escoger qué atributos de Eivor mejorar, ya sea su ataque de rango, sigilo o combate mano a mano, entre otras. El mapa comienza oculto, pero poco a poco empieza a revelarse mientras vas obteniendo experiencia. Si eliges algo que no te gustó o no te está funcionando, no te preocupes: puedes regresar en el mapa de habilidades y desarrollar a Eivor como mejor te parezca. Algo que podemos resaltar de Eivor es que puede ser personalizado dependiendo de las preferencias estéticas que tengas. El juego te permite cambiar su género, sus tatuajes, su cabello y diversos otros aspectos.
Aparte de las habilidades que puedes desbloquear mientras avanzas con el mapa, hay ataques especiales que solo puedes descubrir con Libros de Sabiduría que están dispersos alrededor del mundo. Entre estos movimientos, mis favoritos incluyen lanzar un hacha como si fuera un boomerang y otro que consistía en derribar a tu enemigo y agarrarlo a golpes en el suelo.
Pelea por tu vida
Los juegos de Assassin’s Creed priorizan el sigilo y los ataques rápidos y mortíferos. Por lo general, el personaje principal tiene que escabullirse en una zona restringida y matar a los guardias de a pocos. Es curioso, entonces, que Valhalla pueda jugarse de la manera que uno prefiera. Eivor puede realizar asesinatos certeros si uno tiene cuidado a la hora de infiltrarse en una avanzada, pero muchas veces vas a darte cuenta que la mejor opción es una batalla campal. En este punto cabe resaltar la música de combate, cuyo ritmo cuaja perfectamente con las peleas que acompaña.
Hay distintos tipos de enemigos y su estilo de combate depende del arma que usen. Los que blanden espada suelen dedicarse a atacar. Los que portan lanza son sorpresivamente defensivos pues pueden bloquear tus ataques con facilidad. También hay arqueros, cuyas flechas te parecerán inútiles al principio del juego, pero poco a poco comenzarán a fastidiarte la vida a medida que los enemigos se hacen más fuertes. Y no podemos olvidarnos de los jefes. No se pueden encontrar en ninguna parte del juego además de la campaña principal y tendrás que enfrentarlos en combate de uno contra uno.
Por otro lado están las misiones alternas que son fáciles de llevar a cabo y no deberían tomar más de uno o dos intentos. Estos sidequests incluyen actividades simples como ayudar a una pareja a reconciliarse, apoyar a un viejito moviendo cajas de un lado a otro o incluso retar a un vikingo exiliado a un duelo a golpes solo para impresionar a sus nietos. Lo único realmente difícil es un puzle de plataformas que tiene que ver con el animus (el infame programa que usan en Assassin’s Creed), pues ya bastantes personas se han quejado que está buggeado y es imposible de realizar.
La vida en Inglaterra
Aparte de la campaña principal que involucra una gran cantidad de invasiones y guerras, la mayor parte de tu tiempo vas a pasarla en saqueos. Estos consisten en llegar por mar a una locación específica y atacarla sin pasar desapercibido, librando así una masacre. Eivor cuenta con varios acompañantes de apoyo a la hora de realizar sus redadas, pero estos no influyen tanto en el resultado de una pelea. Cuando caen, Eivor tiene la posibilidad de revivirlos, pero a veces es mejor no preocuparte por ellos y solo seguir adelante. Desafortunadamente, los saqueos pueden ser un poco repetitivos ya que siempre siguen la misma fórmula básica: llegas en bote, atacas, sacas los materiales de la iglesia y listo.
En Noruega, los saqueos se producen contra pequeñas avanzadas con pocos habitantes y consisten en aniquilar a todos y llevarte las provisiones o dinero que tengan. Sin embargo, en Inglaterra el punto de los saqueos es encontrar iglesias pues ahí es donde se guardan los materiales para desarrollar Ravensthorpe, el pueblo fundado por Eivor y Sigurd en ese país.
Ravensthorpe comienza como un pequeño pueblito, pero con tu ayuda puedes convertirlo en una meca para todos los vikingos de la zona. Uno puede decidir qué partes construir y en qué orden, pero no hay mayor satisfacción que ver tu pueblo florecer. Entre las edificaciones que puedes erigir está el establo (donde puedes enseñar nuevas habilidades a tus caballos), las chozas de cazadores y pescadores (para llevar animales y recibir recompensas) y el herrero (donde puedes crear tus propias armas dependiendo de los materiales que lleves).
Hay dos lugares, sin embargo, que son de vital importancia para tu partida. El Hidden Ones Bureau es la primera obra que construyes y es donde recibirás información sobre miembros de la Orden de los Templarios que tienes que asesinar. El segundo es el cuartel, donde puedes reclutar nuevos miembros que te acompañen en los saqueos. Incluso tienes a un miembro especial llamado Jomsviking a quien le puedes otorgar armas y equipamiento como si fuera Eivor.
¿Recuerdas que mencionamos pesca y caza? Son solo algunas de las actividades que puedes realizar en Assassin’s Creed Valhalla cuando estés cansado de saquear y matar. Lo bueno de estas actividades es que están dispersas a lo largo del mundo. Siempre habrá alguien que te rete a una sesión de Flyting (lo más parecido a una batalla de rap dentro del mundo de Assassin’s Creed Valhalla).
Lo más curioso de todo es la gente que te pide una partida de Orlog, un juego de mesa para dos diseñado específicamente para esta entrega de la franquicia. Orlog consiste en lanzar dados con diferentes símbolos que te otorgan poderes: ataque o defensa. Tu objetivo es acabar con los puntos de vida de tu oponente. A pesar de que vas a requerir una ayudita de los dioses para ganar, el juego es sorpresivamente táctico y rápido. Aparte, en varios lugares encontrarás a una persona que te puede retar a beber hasta que uno caiga desmayado (gane o pierda, Eivor quedará mareado por algunos minutos en el juego).
Desempeño técnico
Si hay algo que realmente se le puede criticar al juego en sí, al menos en PlayStation 4, son los exorbitantes tiempos de carga, además de los bugs que aparecen en diferentes partes. Esto último, sin embargo, es de esperarse en cualquier juego que tenga un mundo abierto y muchas partes por explorar. Es por esto que podemos perdonar a Ubisoft en esta ocasión, incluso si algunas de las fallas del juego resultan en momentos accidentalmente hilarantes.
Un ejemplo claro está en las pantallas de carga. En ellas, Eivor puede moverse libremente y atacar o correr mientras esperas. Sin embargo, a veces dispara su arco y las flechas no salen; en otros momentos le crecen partes que no deberían estar ahí.
Aún así, Ubisoft merece un aplauso por una interface de usuario casi impecable. El menú está dividido en varias secciones, incluyendo ataques especiales, mapa de habilidades, mapa de Inglaterra y Noruega e incluso un compendio de personajes, enemigos y gente de interés. Además, hay un menú aparte completamente distinto para opciones de juego. Otros desarrolladores hubieran tenido problemas para implementar tantas cosas sin llenar la pantalla de información, pero este juego tiene todo tan ordenado que es, francamente, envidiable.
Los gráficos, aparte, encontraron el balance perfecto entre el realismo y la animación. Siendo un juego de vikingos, este balance debe haber sido difícil de lograr. Muy poco realismo hubiera hecho que el juego parezca caricaturesco, lo que le hubiera restado bastante a las escenas bélicas. Por otro lado, los diseñadores tomaron decisiones artísticas que dan en el clavo. Se puede ver el detalle que le pusieron a cada esquina del juego. Cada locación, personaje, animal u objeto en Assassin’s Creed Valhalla ha recibido el mayor cuidado posible y eso no es algo que podríamos haber dicho de buena fe sobre los primeros títulos.
Tengo que hacer eco a lo primero que dije: Assassin’s Creed Valhalla es un juego que nunca debió ser un Assassin’s Creed. Puedo entender la decisión de Ubisoft de lanzarlo como tal con la intención de vender más copias. No pretendemos ser expertos en marketing como para decir que esa no era la opción correcta, pero podemos por lo menos afirmar que, en términos de historia, Valhalla debió existir dentro de su propio universo. Como juego, sin embargo, supera cualquier tipo de expectativa, tanto en términos de jugabilidad como de presentación, gráficos, música y un mundo abierto que, sin ser tan grande como otros, no tiene algo que envidiar.