De manera sorpresiva, el estudio detrás de Destiny ha anunciado mediante una nota su separación de Activision, empresa encargada de la publicación y distribución de sus juegos. De acuerdo con los reportes, la ruptura de la relación entre ambas partes se debería a una tensión constante por parte de Activision hacia Bungie para que pueda cumplir con un cronograma estricto y bastante limitante.
Las tensiones inician en un período anterior al lanzamiento del primer juego de la franquicia, allá por el año 2014. Bungie tenía un acuerdo con Activision para lanzar contenido nuevo para el juego, en forma de expansiones o un nuevo título, cada otoño. Estas demandas son consideradas como el principal problema y motivo de tensión, ya que no fueron bien recibidas por el equipo de desarrollo.
Destiny seguirá siendo propiedad de Bungie, quien ha asegurado que continuará llevando contenido al juego en el futuro. Además, asegura que el futuro luce brillante para el juego gracias al apoyo de su comunidad y la libertad creativa y de trabajo que tienen. Pese a que el juego actualmente se encuentra disponible en la plataforma Battle Net de Blizzard, y seguirá estándolo, la desarrolladora aseguró que se ha iniciado el proceso de transición para llevarlo a otras plataformas.
