Dos años han pasado desde el anterior lanzamiento de un título de la franquicia. Dos años que han parecido una eternidad, pues Dark Souls 2, dejando de lado ciertos aspectos de la historia, no llegó a complacer por completo a los fanáticos que buscaban más de la primera entrega del juego. Dark Souls 3 es el mesías que llega para guiarnos en el sufrimiento que todos estábamos esperando.
Cuando lo llamo el mesías no es porque sea un título que cambia todo lo que conocemos para innovar con una jugabilidad completamente distinta, sino porque regresa y nutre a la fórmula mágica que atrapó a tantos usuarios de la primera entrega: un juego que no perdonará tu más mínimo error y que desafiará tu habilidad en épicas batallas.
La clásica historia de la saga ha cambiado un poco. Ya no somos los “Chosen Undead” destinados a enlazar el fuego y devolverle la estabilidad al mundo donde estamos. Ahora somos conocidos como “Unkindled”, un término que, como de costumbre en la saga, no tiene una explicación definitiva y se puede entender como aquellos con la maldición de los No-Muertos que ni siquiera son aptos para ser cenizas. El mundo se encuentra en un estado de completa decadencia; la llama está desapareciendo y, con ella, el ciclo de la vida y la muerte. Emprenderemos entonces la búsqueda de los “Lords of Cinder”, aquellos que alguna vez enlazaron el fuego y permitieron que el balance existiera.
Para los que no estén familiarizados con el universo de Dark Souls, no es un juego para todos. En primer lugar, la historia no es para nada lineal. Puedes desplazarte a tu antojo en el mundo, suponiendo que logres sobrevivir hasta llegar a tu destino. Además, los personajes de la historia no necesariamente existen para ser tu guía en el camino. Ellos están ahí. Sufren el mismo destino que todos y solo compartirán contigo lo que sea relevante para ellos.
Esta siempre fue una valla para aquellos interesados en conocer la historia de la saga, pues la manera correcta de asimilarla es investigando los detalles en los distintos escenarios y leyendo las descripciones de los objetos, armas, armaduras y accesorios que nos contarán, en pequeñas dosis, la historia de este y otros mundos.
En segundo lugar, el juego exige mucho de ti. La dificultad del mismo es invariable y existen muchas formas de morir; y créanme, van a morir mucho. Los jefes de Dark Souls son conocidos por su casi injusta dificultad y, en efecto, son una tarea necesaria para poder progresar en la historia. Por si fuera poco, no solo están los enemigos contra ti, sino también los jugadores, ya que siempre ha existido la posibilidad de invadir los mundos de otros jugadores conectados en línea para asesinarlos y robarles su humanidad.
Cuando Dark Souls 2 llegó a nuestras manos, la expectativa era enorme; lamentablemente, no fue del todo lo que esperábamos. Dark Souls 3 tiene como componente en común con la primera entrega del juego su ingenioso desarrollo de jefes, algo que brilló por su ausencia en su precuela. Pero la cosa no se queda ahí. Además de arreglar ciertas mecánicas engañosas (como la acción de saltar y los Hitbox desbalanceados), el moveset de cada arma ha sido, si bien no re-inventado, adaptado para darle una sensación más rápida y dinámica al mecanismo de batalla.
Una gran novedad es la barra de FP o Focus Points. Similar a su predecesor espiritual, Demon’s Souls, ahora el uso de habilidades (sean físicas o mágicas) consumirá puntos de esa barra y ya no estará regido por un número que limita la cantidad de veces que puedes utilizarlas. Por otro lado, lo que quizás influencie más el estilo de juego de muchos jugadores, tanto en el modo campaña como en el modo PVP online, es la adición de una mecánica de habilidades únicas a las armas.
Con esto no quiero decir que sean habilidades específicas a cada una de las armas, sino en su mayoría a los tipos de armas. Estas habilidades varían desde una estancia que precede a movimientos diferentes al clásico moveset, bufos de ataque o defensa o incluso algunas con efectos similares a las magias. Para poder hacer uso de estas, basta con blandir un arma con dos manos y presionar el botón L2. La simpleza y facilidad para ejecutar esta nueva mecánica con rapidez abre la posibilidad de crear un sinnúmero de nuevas estrategias en batalla.
Si conocemos algo de la saga, sabemos que el modo en línea siempre ha sido importante en la experiencia de juego; pues el multijugador es uno de los puntos fuertes del gameplay. Además del modo cooperativo, está el que mencioné antes: las invasiones. Es aquí donde entran en acción los diversos Covenants o Pactos a los que puedes unirte. Algunos orientados a defender territorios. Otros, a defender a los inocentes de los asesinos. La novedad en esta nueva entrega está en que ahora puedes equipar un objeto que te une automáticamente a un Covenant (antes esto suponía trasladarse una extensa cantidad de territorio para poder cambiarlos). Esto le permite al jugador tener más opciones a la hora de querer determinar el tipo de interacción que tendrá con los demás usuarios en el modo online.
Uno de los elementos más sobresalientes de Dark Souls siempre ha sido su calidad gráfica ya que, dejando de lado las obvias mejoras con el uso de hardware de nueva generación, el punto fuerte de la franquicia es crear un universo completamente articulado. Gracias al uso minucioso de detalles, logran crear asombrosos paisajes, lúgubres catacumbas, desolados castillos y más. Dark Souls 3 ha continuado con el legado de sus anteriores entregas, no solo en su calidad gráfica, sino también en su espectacular banda sonora.
Debo confesar que, por más que ahora soy un fanático consumado de la saga, he llegado a lanzar mi control por rabia de morir una y otra y otra vez con un mismo jefe; sin embargo, la sensación de gloria luego de vencerlo solo la he podido experimentar en este título. Dark Souls tiene algo que te siempre te hace volver y, sin duda, Dark Souls 3 también lo hará. La experiencia es única, pero, por más que Dark Souls 3 como tal tiene un gameplay sólido, recomendaría que prueben las dos entregas pasadas primero, más que nada por la historia del mismo. Como dije antes, Dark Souls no es un juego para todos, pero es un juego que todos deberían probar alguna vez sin excepción.